Arte y ciencia
La carretera de Cormac McCarthy
Publicado
hace 5 añosen
Cormac McCarthy ha sido considerado como uno de los mejores escritores norteamericanos de su generación, y no es para menos, la lectura de la novela corta, “La carretera,” deja sin aliento, tanto como por su estilo como por sus temas.
El estilo de narrativa es lírico, acorde a la situación que viven los personajes, pues parece que están viviendo una pesadilla de la cual todos querríamos despertar, con una forma narrativa experimental: sin comas, sin guiones, nos deja una sensación de prisa, que no nos permite tomar aliento, del mismo modo en que los personajes viven su día a día, siempre con prisa, siempre con hambre y frío.
Muchas de las películas y novelas apocalípticas nos hablan del momento previo a la catástrofe, del cómo se crea este evento, donde los personajes verán la caída o dónde por el contrario verán la salvación, como es común en la industria hollywoodense, los menos nos muestran el durante, ese pequeño o largo intervalo, donde ya no importa qué fue lo que pasó o por qué, donde la salvación es apenas un recuerdo de algo que tal vez en un principio nunca existió, donde el futuro se borra en el interminable presente, doloroso como una patada en la boca del estómago, igualmente desalentador. ¿Tiene algún sentido preservar esa humanidad, la llama de la civilización? ¿Es que la inocencia tiene algún valor? El protagonista del que no sabemos el nombre, cree que sí, y por eso continua junto al niño, su hijo, tratando no sólo de sobrevivir también de mantener viva la flama, esa imprecisa llama de humanidad, tal vez de espíritu o de fe, en que habrá un futuro mejor que éste presente, que la humanidad y la vida después de todo no están vencidas.
Hablando de géneros y su argumento, es estrictamente una novela de ciencia ficción blanda, donde un cataclismo de orígenes inexactos, destruye a la naturaleza, puede ser químico o nuclear; no hay vida, desde los microorganismos, hasta los grandes mamíferos, en una reacción en cadena que convierte la geografía en un páramo helado de ceniza y muerte, por su puesto me lleva a pensar en La muerte de la Hierba de Sam Youd e inevitablemente en el filme de Interstellar de Nolan, ya que todos, tratan de alguna manera la destrucción que acarrearía primero la muerte de los cultivos y luego de toda la vida vegetal; creo en todo caso, que el libro de McCarthy, es el que mejor representa el panorama desolador, que sólo se vislumbra en los otros, pues se escenifica muy bien, el horror y la desesperación que deben vivir los sobrevivientes, buscando alimento entre los escombros de una civilización ya sin sentido, o escogiendo la antropofagia, que viene a ser: escoger sobrevivir como personas o como algo inferior a los humanos, en este escenario, un padre y su hijo tratan de sobrevivir, ahora viajando hacia el sur, ya que en su lugar de origen ya han agotado los recursos, la travesía es doblemente peligrosa, por un lado está lo desconocido, por otro lo familiar: tribus de antropófagos, o de personas que les robarían y matarían al hacerlo.
Constantemente se habla del bien y del mal, el niño, vive constantemente entre la ideología de un pensamiento y la realidad devastadora de su día a día, el padre no sólo trata de protegerlo de la inclemencia de este mundo físico, también de su crueldad moral, pero ¿Es esto posible? Al tratar de protegerlo ¿No está convirtiéndolo en alguien indefenso y vulnerable? Qué le sucederá cuando su padre no esté más, porque no enseñarle a defenderse? En la carretera hay más preguntas que respuestas, la introspección, la nostalgia y vaga fe en un futuro son los sentimientos principales de la obra.
Por cierto hay una película, con el excelente actor: Vigo Mortensen como el padre, también es muy buena e increíblemente bien adaptada, así que también se las recomiendo.
No la recomiendo como primeras lecturas, aunque es corta, no es fácil de leer, los lectores más rígidos tal vez no logren sobrepasar la falta de puntuación y la aparente aleatoria forma en que el autor regresa en el tiempo, a través de sus recuerdos, y además el agobio constante que provoca, sin embargo, si no es su caso, léanla, es a falta de otra metáfora: una daga: incisiva y profunda.
“El niño tenía sus propias fantasías. Cómo serían las cosas una vez en el sur. Otros niños. Él procuraba no dar rienda suelta a todo esto pero su corazón lo traicionaba. ¿De quién serían hijos esos niños?
Sin listas de cosas que hacer. El día providencia de sí mismo. La hora. No hay después. El después es esto. Todas las cosas bellas y armónicas que uno conserva en su corazón tienen una procedencia común en el dolor. El hecho de nacer en la aflicción y la ceniza. Bueno, susurró para el chico que dormía. Yo te tengo a ti.”
El profesor Ariel Avilés Marín, una de las plumas más lúcidas de Yucatán, y amigo de toda la vida, desde los días iniciales de la benemérita Escuela Modelo, hasta el presente convulso y turbio, como activos martianos con quien me une la vocación docente, las letras, la pasión y el entusiasmo por la música, y el amor por México y Cuba, nos honró con la escritura de la última página de Informe Fracto, que a partir del día de hoy domingo 3 de octubre de 2021, entra en receso después de casi tres años de haber abierto una ventana al pensamiento, a la cultura y a la información libres, sin cortapisas de ninguna clase, ponderando siempre el respeto a la diferencia y tratando de dar voz al otro, a los innominados y en general a todos los que no han querido guardar silencio ante el mundo desigual que amenaza ya con la extinción de la especie. En otro momento nos reuniremos de nuevo, mientras tanto, sigamos pensando que venceremos.
Carlos Bojórquez Urzaiz
Luchar por la cultura, es una batalla titánica y muchas veces poco recompensada. Abrir brecha por la cultura, implica una labor dura y desigual, y sostener esa lucha exige la más de las veces la difícil cualidad de hacer verdaderos milagros. Esta lucha es igual de dura en el campo del teatro, de la música y, prácticamente en todo el campo de las artes. Tal parece que las musas son veleidosas e ingratas con quienes buscan sus favores, y que, tocar las mieles del triunfo está reservado a unos cuantos, y no siempre a los más meritorios. En este campo, la lucha por la labor editorial, es una de las más complicadas y cuyos frutos pocas veces logran trascender y menos redituar a quien pone en juego todas sus energías y afanes. La experiencia de crear y sostener una revista, con fines culturales es una empresa titánica y que, definitivamente reditúa, reditúa en planos de un orden estrictamente moral, anímico, de la más amplia realización personal, y eso, no tiene comparación alguna en la vida de las almas sensibles y generosas.
En la historia de las letras yucatecas, revistas memorables han dejado su huella luminosa. Esfinge, Platero, Voces Verdes, son nombres que se deben evocar con un reconocimiento para todas las mujeres y los hombres generosos que las hicieron posibles. En el campo del periodismo estudiantil, en la Escuela Modelo, también ha habido recordadas revistas, desde El Diminuto, en 1916, pasando por El Modelista, El Vocero Modelista, hasta llegar a la revista Blanco y Azul; así que no es de extrañar que un modelista como Carlos Bojórquez Urzaiz haya emprendido una aventura con la publicación y permanencia de la revista Informe Fracto.
Informe Fracto, ha dejado en su breve vida una huella que marca primicias en el periodismo cultural y de opinión. Una revista plural como pocas ha habido. Diversa e incluyente, que no ha rehuido a tema alguno que sus plumas han querido abordar, cada uno desde su trinchera de lucha. Desde sus columnas, ha tenido cabida la denuncia, la crítica afilada y aguda, la lucha a brazo partido por los Derechos Humanos. Creemos que, no hay pluma que haya dejado correr su tinta por sus columnas, que se haya sentido defraudada o sesgada por una línea sugerida y mucho menos impuesta. En sus páginas, se respiraba una libertad sin cortapisa alguna. Y todo esto, créanmelo, vale su peso en oro, y pocas veces se da, así con esta plenitud.
La fuerza de la situación económica es muy fuerte, sostener un proyecto como este no es cosa fácil, y termina naufragando, a pesar de sus logros periodísticos y literarios, porque la frase de Quevedo sigue teniendo una tremenda vigencia: “Poderoso caballero es don dinero”; y cuando éste falta, el casco de la nave hace agua y se va a pique sin remedio, con todo y su precioso cargamento de cultura. Así de fría y brutal es la realidad económica.
Nos duele profundamente que este día, 3 de octubre de 2021, sea el último que vea la luz esta memorable revista. Le decimos adiós con una tristeza profunda. Pero sin perder la esperanza de que, en un futuro, este gran proyecto pueda ser rescatado. En muchas revistas ha habido primera y segunda épocas. Deseamos profundamente que así suceda con Informe Fracto. Mientras tanto, el decimos con el alma en la mano: ¡Hasta luego! Mérida, Yuc., a 3 de octubre de 2021.
La construcción de la opinión pública informada es uno de los grandes retos de la sociedad de la información y el conocimiento, y como es de imaginar, la prensa juega un papel importante en este proceso.
Yucatán atraviesa por una compleja situación, la pandemia agudizó la presencia de información falsa, manipulada y poco confiable. En estas condiciones, no es de extrañar que la toma de decisiones sea complicada y que el ejercicio de los derechos no sea pleno, por lo que la ciudadanía navega sin rumbo en el turbio mar de la información. Este contexto, en apariencia desalentador, puede ser superado por el trabajo de los medios de comunicación que, a través de un accionar ético y responsable pueden erigirse en herramientas que nos permitan orientarnos en estas aguas peligrosas. Eso ha sido Informe Fracto.
Los tres años de existencia de este medio de comunicación han demostrado cómo el periodismo digital puede y debe perseguir dos cosas: ética informativa y calidad de contenido. Durante la pandemia Informe Fracto fue uno de los pocos medios que suscribieron declaraciones puntuales sobre la responsabilidad de los medios de comunicación ante la emergencia por la Covid-19, mostró una clara inclinación por dar visibilidad a grupos que normalmente fueron marginados del espacio de la opinión pública, supo hacer uso del lenguaje como una forma de equilibrar el perverso juego de la desigualdad y reunió para ello a un nutrido grupo de profesionales e intelectuales.
Las páginas digitales de Informe Fracto serán recordadas como uno de los foros de opinión más importantes del espacio digital, donde convivieron algunas de las plumas más apreciadas del campo cultural yucateco. Este espacio digital mostró al periodismo regional los nuevos rostros y perfiles del periodista necesario.
No quepa duda que algún historiador ya ha tomado registro de esta publicación, por lo que su permanencia en la historia de la prensa regional esta asegurada. No se puede ocultar que éste, el medio más crítico de los últimos años, muchas veces fue a contracorriente del discurso periodístico yucateco y con ello sentó un precedente de independencia y libertad para cada uno de sus colaboradores. No se ejerció la libertad de opinión sin reflexión, no se busco ir a contracorriente sin un objetivo, por el contrario, la prioridad fue brindar certeza al lector.
Hace ya casi un año, por la generosidad de Carlos Bojórquez Urzaiz, recibí la invitación para hacer de Informe Fracto un espacio para mis ideas y reflexiones. Posiblemente no correspondí con la constancia debida, por ello valoro más la disposición permanente y entusiasta que siempre mostraron los editores al recibir mis colaboraciones.
La escritura y la reflexión nos llevan siempre por rumbos que se cruzan. Queda la memoria, queda la historia y el respeto a los valores del periodismo necesario.
Pero seré fiel a la divisa
de no escribir nunca una mentira.
Fidel Castro
La experiencia de lo digital ha sido una incitación y, sobre todo, una suerte de esperanza de que la cultura escrita todavía es constancia, y para algunos, destino. Informe Fracto es prueba de que el periodismo puede hacerse desde un discurso más humano y justo, que la escritura de la nota roja puede ir más allá de la estulticia, y que la perspectiva de género es un imperativo que debe permear las redacciones y nuestras relaciones humanas. No se puede desligar la vida diaria del periodismo responsable, de la editorial crítica. No podemos relegar la comprensión del presente a momentos fugaces en cualquier red social, o bien, a impulsos atrabancados de mentira, ego, verborrea y ripio.
Ha sido otro el latir de Informe Fracto. Seguramente otro el motivo de cada colaboradora y colaborador de este proyecto editorial en internet que, sin anuncios y propaganda, bregó por un mar embravecido de crisis pandémica, económica y globalización.
Aún y con todo, queda en la virtualidad, inequívoca constancia de lo escrito, seguro de que la reflexión, esa sí, persistirá en el día a día de quienes confluimos en este espacio diverso.
De manera personal, agradezco y reconozco desde estas líneas, la encomiable labor de Carlos Bojórquez Urzaiz, Rocío Valencia y Lilia Balam para que Informe Fracto navegara sublime. Fueron, sin duda, el viento a favor.
Para mi fue vivificante volver a escribir Notas al margen después de una lamentable y forzada pausa. Y, además, escribirla para un medio digital como Informe Fracto. No sólo fue un puntual recordatorio de la vocación, sino confirmar que este mundo se enfrenta desde nuevas trincheras con palabras, ideas y acciones.
Reencontrar al profesor de universidad, ahora como editor de una revista digital, fue del mismo modo muy grato, aunque no sorpresivo. La esencia del doctor Carlos Bojórquez Urzaiz gira siempre en torno a las ideas, el conocimiento y la creatividad. Es una dicha poder encontrar a un interlocutor como él, y por supuesto, el alto valor de su amistad. Por eso tengo la certeza de que una próxima aurora marcará no uno, sino nuevos rumbos.