Arte y ciencia
La maldición de Hills House de Shirley Jackson

Publicado
hace 4 añosen

Los libros de miedo o de terror son un género literario que muy pocos toman con seriedad, sea porque el canon de las letras los considera inferiores o porque revelan los propios miedos y el atrevimiento de contarlos. Y es que a nadie le gusta reconocer que nos da miedo la oscuridad o que no podemos mirar a los payasos sin sentir cierto escalofrío.
Por la razón que sea, tiene que pasar mucho tiempo antes que un autor que se empeñe en escribir dicho género sea reconocido por su calidad narrativa. Ejemplos hay muchos (Edar Allan Poe quizás sea el más representativo), pero por lo regular este reconocimiento no suele ser en vida y esto aunque el autor pueda o no hacer dinero.
Shirley Jackson, no sólo escribió historias de terror o suspenso, sino también introdujo libros infantiles y relatos de otros géneros, pero ciertamente fue su narración de terror la que cautivó con mayor fuerza y la que en un principio me hizo conocerla, primero como referencia en otro libro y luego en un Club de Lectura.
En lo personal-insisto-el género de terror es uno de mis favoritos, pero es un género basto, lleno de muchas decepciones. Así como los otros géneros literarios han ido cambiando con los años, el género de terror también lo ha hecho e incluso tal vez sean más conocidos los autores que tratan temas más explícitos, con escenas sangrientas y muy gráficamente, pero en un principio el terror era más bien sutil.
Dentro del corpus de las historias de terror, hay un tema que puede ser muy recurrente y es la de la casa encantada, un lugar en el que siempre suceden cosas siniestras, pueden ser lugares dónde han ocurrido tragedias o lugares en esencia corruptos o en el literal sentido de la palabra: malditos, es decir que sobre ellos pesa una maldición, y los motivos pueden ser diversos. Ejemplos de casas encantadas, gracias a Hollywood, seguramente puedan encontrarse con más frecuencia en películas, como: El resplandor, El conjuro, Poltergeist, Insiduos, etc.
Pero muchos de esas modernas versiones de casas encantadas tuvieron su origen en referencias literarias y el caso de la novela La maldición de Hills House, es uno de esos. Shirley Jackson, creó un relato sobre una casa encantada en esa tradición que no es explicita y es más bien insinuada, haciéndolo con la narrativa de monologo para poder situarnos en la psicología de su protagonista, a la vez que nos sume una atmosfera de opresión, más bien imprecisa.
Si bien ahora, con la nueva ola de películas de terror, sepamos muchos casos de casas encantadas sumado a la fascinación que tienen en nuestro propio imaginario colectivo, debemos entender que en la generación de Jackson, el conocimiento de esos lugares era en realidad algo más folclórico, es decir uno tenía que vivir cerca de esos lugares para saber de su existencia, y casi siempre habría alguno cerca, porque si usted estudió su primaria como yo, en escuela pública (y creo que hasta en las privadas) habrá oído casi sin lugar a dudas que la casa de al lado, estaba embrujada y hasta quizás había un cementerio cercano.
Lo cierto es que estas leyendas urbanas, y mitos colectivos nos han acompañado desde hace bastante tiempo y a lo mejor tienen una base mucho más humana de lo que se admite. El miedo es un acompañante de la humanidad desde el principio de su creación, e incluso existe una teoría que describe al miedo como el motor que mantuvo vivos como especie a nuestros antepasados.
Pero este texto no tiene como objetivo hacer un análisis del miedo o su origen, si no del libro de Shirley Jackson sobre una casa encantada, así que ya no me distraigo más. La narración es muy buena, mantiene el interés del lector conforme se va adentrando en las historias de los protagonistas, sin profundizar mucho en ellos y recrea la atmosfera de incomodidad de la misma forma que genera en lector la necesidad de seguir leyendo para saber qué ocurrirá a continuación: ¿Está nuestra protagonista loca? ¿O está bajo la influencia de aquello que mora Hill House? Sin duda el talento de Jackson queda evidenciado en su manejo de contarnos y de hacernos imaginar.
Cómo lectora y crítica que soy, no pude pasar inadvertidos ciertos patrones de género en la novela, que si bien puede que entonces no fueran tan inusuales, al día de hoy me sorprenden porque siguen vigentes, como lo es la extrañeza en que una mujer adulta decida hacer un viaje sola, o que haya que tenido que vivir en una insana relación materna para después vivir en una insana relación de hermandad, así como el sub texto implícito que niega la sororidad y se recrea en la competencia femenina.
Aunque el libro no es una pieza maestra de la literatura, sin duda resulta una obra divertida, siempre que no se le mire con ojos modernos y se cree una expectativa de un terror explícito y contundente. Yo se las recomendaría a los fanáticos del género que deseen profundizar en sus orígenes y a los nuevos lectores que no se crean expectativas sobre lo que encontraran, o de lo contrario podría parecerles decepcionante. Dos palabras de la obra en cuestión:
“Encontró un pequeño rincón en el que la hierba era suave y estaba seca y se tumbó sobre ella, pensando cuántos años habían pasado desde la última vez que se había recostado sobre la hierba para estar a solas y pensar. A su alrededor, los árboles y las flores silvestres, con ese aire extrañamente cortés de las cosas naturales, interrumpieron de repente sus acuciantes preocupaciones de crecer y morir, se volvieron hacia ella con atención, como si, aun a pesar de lo apagada y poco perceptiva que era, fuera necesario para ellos mostrarse amables con una creación tan desgraciada como para no tener raíces que la unieran a la tierra, obligada a vagar de un lugar a otro, descorazonadamente móvil.”
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El profesor Ariel Avilés Marín, una de las plumas más lúcidas de Yucatán, y amigo de toda la vida, desde los días iniciales de la benemérita Escuela Modelo, hasta el presente convulso y turbio, como activos martianos con quien me une la vocación docente, las letras, la pasión y el entusiasmo por la música, y el amor por México y Cuba, nos honró con la escritura de la última página de Informe Fracto, que a partir del día de hoy domingo 3 de octubre de 2021, entra en receso después de casi tres años de haber abierto una ventana al pensamiento, a la cultura y a la información libres, sin cortapisas de ninguna clase, ponderando siempre el respeto a la diferencia y tratando de dar voz al otro, a los innominados y en general a todos los que no han querido guardar silencio ante el mundo desigual que amenaza ya con la extinción de la especie. En otro momento nos reuniremos de nuevo, mientras tanto, sigamos pensando que venceremos.
Carlos Bojórquez Urzaiz
Luchar por la cultura, es una batalla titánica y muchas veces poco recompensada. Abrir brecha por la cultura, implica una labor dura y desigual, y sostener esa lucha exige la más de las veces la difícil cualidad de hacer verdaderos milagros. Esta lucha es igual de dura en el campo del teatro, de la música y, prácticamente en todo el campo de las artes. Tal parece que las musas son veleidosas e ingratas con quienes buscan sus favores, y que, tocar las mieles del triunfo está reservado a unos cuantos, y no siempre a los más meritorios. En este campo, la lucha por la labor editorial, es una de las más complicadas y cuyos frutos pocas veces logran trascender y menos redituar a quien pone en juego todas sus energías y afanes. La experiencia de crear y sostener una revista, con fines culturales es una empresa titánica y que, definitivamente reditúa, reditúa en planos de un orden estrictamente moral, anímico, de la más amplia realización personal, y eso, no tiene comparación alguna en la vida de las almas sensibles y generosas.
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La construcción de la opinión pública informada es uno de los grandes retos de la sociedad de la información y el conocimiento, y como es de imaginar, la prensa juega un papel importante en este proceso.
Yucatán atraviesa por una compleja situación, la pandemia agudizó la presencia de información falsa, manipulada y poco confiable. En estas condiciones, no es de extrañar que la toma de decisiones sea complicada y que el ejercicio de los derechos no sea pleno, por lo que la ciudadanía navega sin rumbo en el turbio mar de la información. Este contexto, en apariencia desalentador, puede ser superado por el trabajo de los medios de comunicación que, a través de un accionar ético y responsable pueden erigirse en herramientas que nos permitan orientarnos en estas aguas peligrosas. Eso ha sido Informe Fracto.
Los tres años de existencia de este medio de comunicación han demostrado cómo el periodismo digital puede y debe perseguir dos cosas: ética informativa y calidad de contenido. Durante la pandemia Informe Fracto fue uno de los pocos medios que suscribieron declaraciones puntuales sobre la responsabilidad de los medios de comunicación ante la emergencia por la Covid-19, mostró una clara inclinación por dar visibilidad a grupos que normalmente fueron marginados del espacio de la opinión pública, supo hacer uso del lenguaje como una forma de equilibrar el perverso juego de la desigualdad y reunió para ello a un nutrido grupo de profesionales e intelectuales.
Las páginas digitales de Informe Fracto serán recordadas como uno de los foros de opinión más importantes del espacio digital, donde convivieron algunas de las plumas más apreciadas del campo cultural yucateco. Este espacio digital mostró al periodismo regional los nuevos rostros y perfiles del periodista necesario.
No quepa duda que algún historiador ya ha tomado registro de esta publicación, por lo que su permanencia en la historia de la prensa regional esta asegurada. No se puede ocultar que éste, el medio más crítico de los últimos años, muchas veces fue a contracorriente del discurso periodístico yucateco y con ello sentó un precedente de independencia y libertad para cada uno de sus colaboradores. No se ejerció la libertad de opinión sin reflexión, no se busco ir a contracorriente sin un objetivo, por el contrario, la prioridad fue brindar certeza al lector.
Hace ya casi un año, por la generosidad de Carlos Bojórquez Urzaiz, recibí la invitación para hacer de Informe Fracto un espacio para mis ideas y reflexiones. Posiblemente no correspondí con la constancia debida, por ello valoro más la disposición permanente y entusiasta que siempre mostraron los editores al recibir mis colaboraciones.
La escritura y la reflexión nos llevan siempre por rumbos que se cruzan. Queda la memoria, queda la historia y el respeto a los valores del periodismo necesario.

Pero seré fiel a la divisa
de no escribir nunca una mentira.
Fidel Castro
La experiencia de lo digital ha sido una incitación y, sobre todo, una suerte de esperanza de que la cultura escrita todavía es constancia, y para algunos, destino. Informe Fracto es prueba de que el periodismo puede hacerse desde un discurso más humano y justo, que la escritura de la nota roja puede ir más allá de la estulticia, y que la perspectiva de género es un imperativo que debe permear las redacciones y nuestras relaciones humanas. No se puede desligar la vida diaria del periodismo responsable, de la editorial crítica. No podemos relegar la comprensión del presente a momentos fugaces en cualquier red social, o bien, a impulsos atrabancados de mentira, ego, verborrea y ripio.
Ha sido otro el latir de Informe Fracto. Seguramente otro el motivo de cada colaboradora y colaborador de este proyecto editorial en internet que, sin anuncios y propaganda, bregó por un mar embravecido de crisis pandémica, económica y globalización.
Aún y con todo, queda en la virtualidad, inequívoca constancia de lo escrito, seguro de que la reflexión, esa sí, persistirá en el día a día de quienes confluimos en este espacio diverso.
De manera personal, agradezco y reconozco desde estas líneas, la encomiable labor de Carlos Bojórquez Urzaiz, Rocío Valencia y Lilia Balam para que Informe Fracto navegara sublime. Fueron, sin duda, el viento a favor.
Para mi fue vivificante volver a escribir Notas al margen después de una lamentable y forzada pausa. Y, además, escribirla para un medio digital como Informe Fracto. No sólo fue un puntual recordatorio de la vocación, sino confirmar que este mundo se enfrenta desde nuevas trincheras con palabras, ideas y acciones.
Reencontrar al profesor de universidad, ahora como editor de una revista digital, fue del mismo modo muy grato, aunque no sorpresivo. La esencia del doctor Carlos Bojórquez Urzaiz gira siempre en torno a las ideas, el conocimiento y la creatividad. Es una dicha poder encontrar a un interlocutor como él, y por supuesto, el alto valor de su amistad. Por eso tengo la certeza de que una próxima aurora marcará no uno, sino nuevos rumbos.