Hace poco más de dos años y medio, antes de la
pandemia, antes que la vida y la memoria se resquebrajaran, y se confundieran
entonces las horas, los días, las emociones; antes que la incertidumbre y el
temor anidaran algunas semanas o meses, según el ánimo de las personas, antes
que la incredulidad y el desprecio de otros se manifestara acerca de ese nuevo
virus.
Antes que nuestros días se fueran modificando con
todo lo que ello significó, significa, desde la rutina acostumbrada que se
fragmentó para que surgiera otra, alejada totalmente del movimiento, la
actividad intensa, que entonces se tenía, para vivir en ese tiempo con la
invariabilidad del estar en la casa, como refugio ante algo que no se
comprendía totalmente pero causaba inseguridad completa.
Cuando la nueva tecnología manifestó una gran parte
de todo lo que es capaz, cuando las distancias con sus acontecimientos en
cualquier lugar del mundo, quedaron reducidas a los segundos que tarda en
encenderse una computadora, un teléfono móvil.
Cuando el teléfono móvil precisamente, amplió su
utilización, convirtiéndose además de oficina, banco y otras funciones, en templo
y escuela, y cuando parecía que el futuro nos había alcanzado, o que habíamos
alcanzado el futuro, aunque el pasado con sus caudas irresueltas gravitara,
latiera, poderoso en el presente, convirtiendo los días por momentos en una
ironía o un espejismo, en un presente futurista cargado con voluminosos lastres
pretéritos.
Así, antes de todo aquello y cuando esas nuevas
cosas empezaron a ocurrir, Informe Fracto
estaba comunicando con su pluralidad, con su polifonía de opiniones, la
realidad, la historia, la cultura.
Este espacio electrónico, esta revista digital, vino
a ocupar un vacío en la información contemporánea, con su formato de revista
pero de periódico, de diario, al mismo tiempo, con un contenido diverso, en el
que tanto las noticias como las opiniones, o los artículos, estaban caracterizados
por la libertad y el respeto en su contenido.
Reflejo de lo cotidiano y la memoria, en cualquier
nivel–local, nacional o internacional–Informe
Fracto transmitía los sucesos sin ningún tipo de censura, de hecho esta
palabra, censura, nunca tuvo presencia en esta revista, en este diario
electrónico.
La nota científica al igual que la artística,
igualmente estuvieron presentes junto a la noticia y la reflexión que se
editaban. Agradezco y siempre agradeceré la invitación que el Dr. Carlos
Bojórquez Urzaiz me hiciera para colaborar en este proyecto editorial.
Así como desde el siglo XIX y en toda la centuria del
XX hubo en Yucatán, publicaciones entonces impresas que han quedado como hitos en
la historia editorial peninsular, El
Museo Yucateco, Don Bulle Bulle, Pimienta y Mostaza, Signos, son tan sólo algunos de los títulos de publicaciones que
trascendieron, Informe Fracto es un trabajo periodístico del siglo XXI,
realizado con esta nueva tecnología, y ofreció una visión plural de los hechos,
la realidad, con variedad de voces igualmente.
Informe Fracto se despide, en forma momentánea probablemente, y quiero unirme al agradecimiento de este espacio, a todos quienes lo leyeron, quienes leyeron a los que colaboramos aquí. Fue una actividad periodística editorial donde el pasado y el nuevo presente – ¿el inicio del futuro a final de cuentas?–, se entrelazaron para comunicar, para transmitir. Hasta pronto, saludos!!
Indalecio Cardeña Vázquez
1 de octubre de 2021