Conforme miramos
en retrospectiva el año que acaba de pasar y hacemos un recuento del diario
acontecer, podemos concluir que nada de lo que hemos pensado, dicho o hecho
tiene desperdicio, e indudablemente alguna enseñanza puede traernos a la hora
de trazarnos nuevos caminos. Esto es especialmente verdadero en el aciago 2020
que concluye, cuya complejidad ha obligado a reinventar muchas realidades,
sobre todo aquellas que fueron atestadas con el verbo tener, como sinónimo de
felicidad, que puso a la vista su ineficacia para resolver asuntos vitales, y
en cambio mostró la importancia de la solidaridad y la vida comunitaria. Cristina
Martín Urzaiz nos formula la siguiente pregunta en la Editorial de Informe Fracto del día de hoy: “¿aprendimos algo o ni siquiera un evento de
la magnitud de una pandemia ha logrado transformar nuestras formas de actuar?”
Esperaríamos
respuestas positivas a esta importante interrogación, respuestas esperanzadoras
como la primerísima noticia hecha por el gobierno de México anunciando que se
han comenzado a aplicar vacunas contra el Covi 19 y el compromiso asumido por
el presidente Andrés Manuel López Obrador de que la inoculación será universal
y gratuita. Este suceso, enmarcado en las enseñanzas que nos deja la dilatada
cuarentena que permanece vigente como medida preventiva en tanto se procede a
la vacunación, constituyen un hito en la vida nacional y ayuda a recuperar el
optimismo que por lo regular se experimenta al iniciarse el año.
Desde estas
líneas invitamos a pensar en la importancia que tienen el bien común y la
solidaridad como valores que han sido esenciales durante los meses de espera de
la anhelada vacuna contra esta pandemia que ha traído enormes costos humanos y
de todo tipo.
Como símbolo de la solidaridad, de la vida comunitaria y la resistencia, en medio de las peores adversidades, en esta edición recordamos lo que ha significado el paradigma de la Revolución cubana en América Latina, que triunfó el 1 de enero de 1959. Sus logros en los ámbitos de la Salud, la Educación y la Ciencia, bajo un modelo de vida social y económica ajeno al dominio imperial de los Estados Unidos, debería ser estudiado a profundidad para construir realidades alternativas sin borrar las características de cada país. Recordábamos hace un par de días, en artículo de Ginón Bojórquez Palma, que la tardía introducción de la imprenta a Yucatán en 1813, procedente de Cuba, se articuló al proceso de la independencia de México, con sus coronas de libertad en el naciente periodismo. En este primer día de 2021, deseamos recordar que la modernización del periodismo yucateco estuvo influida por la presencia de cubanos independistas desterrados por España en 1869, que editaron importantes periódicos literarios y políticos en Mérida, guiados por intelectuales como Alfredo Torroella, Ildefonso Estrada y Zenea, Felipe Xiquez, José Quintín Suzarte, Fernando Urzaiz Arritola y desde luego los hermanos Antonio y Rodolfo Menéndez de la Peña.
Quizás la
esperanza de este año, fundada en la solidaridad y la vida comunitaria, en la
hermosa labor del gobierno federal de brindar la vacuna contra el Covi 19 de
manera gratuita y universal, nos acerque a valores que en la mayor de las
Antillas comenzaron a cultivar desde enero de 1959, y nos ayude a recordar que
la colaboración con nuestros vecinos caribeños tiene momentos cimeros que vale
la vena recuperar. Esperanza es la palabra de pase de 2021.