Hay
palabras que se ponen de moda y, aunque sean malsonantes, hablantes de determinados
medios insisten en usarlas. Es el caso del verbo aperturar, que según dicta la
RAE se forma a partir del sustantivo apertura
y se emplea como acción y resultado de abrir. Sin embargo, la norma culta lo
rechaza.
Este
verbo es frecuente en el sector bancario para referirse a la iniciación de una cuenta:
aperturar una cuenta bancaria. Y se
ha extendido a otras áreas; por ejemplo: aperturar
un evento científico, el curso
escolar, un salón de belleza. Como sinónimos en estos casos de inaugurar, abrir.
Recientemente
leyendo un tabloide informativo sobre las etapas de recuperación post Covid-19,
encontré algo inusitado: la palabra derivada de ese verbo con un prefijo, reaperturar.
Es
difícil comprender por qué un concepto que puede expresarse con una palabra
breve (abrir) se intenta codificar en algo más complejo e ineficiente por
extensión y abigarramiento. Probemos su conjugación:
Yo
aperturo / tú aperturas / él apertura / nosotros aperturamos / vosotros
aperturáis / ellos ellas aperturan
También existe el sustantivo abertura, que no debe confundirse con este verbo porque no en todos los contextos es intercambiable. No es posible decir había una apertura en la pared, sino había una abertura en la pared, o sea hueco, hendidura.
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