Sumario: El
gobierno de Moreno deja al país en ruinas, dicen observadores. Marcha a la
cabeza en las encuestas el candidato Andrés Arauz, que ha prometido políticas económicas y
sociales que beneficien a las mayorías. Y
que reinsertará a la nación en proyectos de integración de América Latina. La
oligarquía apuesta por un empresario y banquero, político de larga data. Muchos
estiman que la decisión será en segunda vuelta.
Tras
diversas irregularidades en torno a boletas y otras denuncias, Ecuador
celebrará elecciones este domingo 7 de febrero para elegir un nuevo presidente
para el período 2021-2025, su vicepresidente y miembros del Congreso. Expertos
en aquella sociedad suramericana coinciden en que el actual gobierno,
encabezado por Lenin Moreno, ha hecho retroceder al país, no sólo por su mala
gestión frente a la pandemia, sino por su política neoliberal y el entreguismo
al FMI, que deja un gran endeudamiento externo, equivocadas políticas fiscales
y deterioro de índices sociales, a lo que se suma la corrupción.
Según el Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos (INEC), hay un 6,6% de desempleo y un 23,4% de subempleo.
El Banco Mundial indica que el PIB cayó 9,5% en 2020, dejando a Ecuador en el
tercer lugar de las economías más afectadas de Sudamérica y con bajas expectativas
de crecimiento.
De acuerdo con la especialista Ana Patricia Muñoz, directora
ejecutiva del Grupo Faro, un centro de investigación en políticas públicas de
Ecuador, se ha producido “un retroceso de
más de una década en el país”. Para muchos estudiosos la situación
económica es muy grave, en especial en el aumento de la pobreza, que se ha
incrementado hasta 10 puntos porcentuales.
Moreno
dejará su mandato con menos del 10% de aprobación por su gestión, lo que
explica porqué ninguno de los candidatos a sucederle han demandado su apoyo.
Nadie quiere comprometerse con él.
El
gobierno de Moreno (que sucedió al progresista liderado por Rafael Correa en
cuyo mandato Ecuador alcanzó importantes logros económicos y sociales) dio
pasos para separarse de los proyectos de integración latinoamericanos y subordinarse
a la línea del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en un vuelco que se
refleja ahora en una cierta apatía de la población por participar en las
elecciones.
No obstante, las encuestas
indican que entre los 16 candidatos a la presidencia marcha a la cabeza el político y economista
Andrés Arauz, de 35 años, del Movimiento Centro Democrático y la Unión por la Esperanza, que
representa al sector progresista, y que fue ministro de Conocimiento y Talento
Humano durante el gobierno de Rafael Correa, y que también durante unos pocos
meses estuvo al mando del Ministerio de Cultura y Patrimonio. Arauz pertenece
al movimiento Revolución Ciudadana,
creado por el expresidente Rafael Correa, quien le respalda públicamente.
El programa de Arauz, que de ganar se convertiría en el
más joven presidente en la historia de ese país, promete reactivar el gasto
social, atender por tanto a las grandes mayorías y afirmar un Estado fuerte,
que regule y transforme la matriz energética, desarrolle infraestructuras,
favorezca la integración regional y trabaje para la repatriación de capitales
que se encuentran en el extranjero.
Pero la oligarquía ecuatoriana apuesta por otro
candidato, Guillermo Lasso, un empresario, banquero y político de larga data, y
cercano al Opus Dei, que ya ha
aspirado antes en dos ocasiones, pero infructuosamente, y que impulsa la agenda
neoliberal. Las últimas encuestas lo sitúan en segundo lugar, después de Arauz.
Hay denuncias de que la burguesía de esa nación suramericana trata por todos
los medios a su alcance de impedir que Arauz gane en primera vuelta, lo que le
permitiría reorganizarse para el balotaje.
Dichos estudios preelectorales ubican en tercer puesto a Yaku Sacha, quien fue presidente de la Confederación de
Pueblos Indígenas de Ecuador, y prefecto de la región de Azuay, abogado
especializado en justicia indígena y
derecho ambiental, y que en campaña define su proyecto como “de izquierda ecológica y comunitaria”,
sin muchas precisiones sobre aspectos económicos y políticos. Indiscutiblemente en esta
primera fase le resta votantes al candidato del Movimiento Centro Democrático y
la Unión por la Esperanza.
Siempre atendiendo a sondeos previos, no parece que
ningún candidato cuente con una intención de voto superior al 50 % necesario
para vencer en primera vuelta. Por lo que es probable que haya que esperar al
11 de abril, cuando se efectúe la segunda ronda, para saber lo que pasará en
Ecuador.
Cerca ya de las elecciones, en las redes sociales se ha
hecho presente un movimiento estudiantil ecuatoriano denominado, “Un cambio grande”, que ha llamado a la
gente a evitar el ausentismo en las urnas y a votar conscientemente, y ha hecho
una carta pública al futuro presidente en la que le pide trabajar por
reconstruir el país y devuelva la
esperanza al pueblo.
Lo que sí es claro que los resultados en las elecciones
en Ecuador son importantes para el actual contexto latinoamericano.
