Sin
embargo los grupos violentos amenazan con asaltar instalaciones del Gobierno si
hacen dimitir al presidente. Fortalecen la seguridad en torno al Capitolio de
Washington. El Jefe de la Casa Blanca
insiste en que no asistirá a la toma de posesión de Biden. Presentan en la
cámara baja proyecto de resolución para que sea destituido el magnate
inmobiliario.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha encabezado
el proyecto de una resolución para destituir al actual presidente
estadounidense Donald Trump, a quien acusó de violar la Constitución y de
representar una amenaza para el sistema político norteamericano y para el país.
El proyecto de resolución pide al vicepresidente Pence y
al gabinete gubernamental que destituyan al magnate inmobiliario de sus
funciones haciendo uso de la 25ª. Enmienda de la Constitución. La
señora Pelosi señaló que los pasos para ese juicio político sólo se detendrán
si el Jefe de la Casa
Blanca renuncia a su cargo.
Los actos violentos y de vandalismo protagonizados por
partidarios de Trump en el Capitolio, que todos reconocen como incitados por
los discursos, las acciones y la política racista y ultranacionalista del
mandatario, han provocado un contundente rechazo en los sectores de la nación
norteña. Paralelamente el Buró Federal de Investigaciones ha dado a conocer que
se han recibido llamadas y cartas de los mismos grupos que asaltaron la sede el
Congreso en Washington con la amenaza de que si el juicio político contra Trump
provoca la dimisión del presidente entonces atacarán y tomarán instalaciones
del gobierno en la capital norteamericana.
El propio FBI ha informado a medios de prensa que el
vicepresidente Mike Pence, Nancy Pelosi
y otras importantes figuras de la política estadounidense están siendo objeto
de amenazas de muerte por parte de dicha bandas neofascistas.
Faltando apenas una semana para que el
demócrata Joe Biden asuma la primera magistratura de Estados Unidos, Trump
sigue aferrado a la Casa Blanca,
repite hubo fraude en los resultados electorales que favorecieron su derrota,
sin pruebas que lo demuestre, y se niega a estar presente en la ceremonia de
investidura del nuevo presidente…gesto que rompe con una tradición en la
política del país y que no ocurría desde 1869 cuando el saliente Andrew Jonson
decidió no presentarse en la ceremonia de juramento de Ulises Grant.
Si bien hay un sector fanático y de ultraderecha que se
mantiene al lado de Donald Trump, hoy los llamados para que el actual
mandatario dimita no sólo vienen del campo demócrata. Cada vez son más las
figuras republicanas que lo piden. Según diferentes órganos de prensa a la
demanda en ese sentido de los senadores republicanos Ben Sasse y Lisa Murkowski
se ha sumado el también congresista de ese partido en la cámara alta Pat Toomey,
quien tras expresar que “una renuncia
sería el mejor camino” añadió que el presidente “cayó en un nivel de locura…absolutamente impensable desde que conoció
su derrota”.
Por su parte el representante, también republicano, Adam
Kinzinger, que ya había solicitado que Trump fuera declarado no apto para
ejercer sus funciones, se sumó a los que ahora reclaman su dimisión. “Lo mejor para la unidad del país sería que
dimitiera” dijo a la cadena ABC.
Varios ministros y funcionarios cercanos a la
Casa Blanca, que le eran aliados, han
renunciado a sus cargos en oposición a la actitud del gobernante, y hasta su
hombre de confianza, el vicepresidente Mike Pence se ha distanciado de Trump,
ha reconocido la victoria de Biden y ha manifestado que asistirá a la ceremonia
de investidura del demócrata el próximo 20 de enero. Para la mayoría de los
observadores, el presidente se encuentra aislado con respecto a los medios
políticos tradicionales.
A ello hay que añadir que las opciones de Trump para
hacer campaña y comunicarse con sus simpatizantes se ven ahora limitadas, pues
los directivos de las grandes redes sociales, como Twitter y otras, tomaron la
decisión de suspenderle sus espacios con el argumento de evitar que haga nuevas
incitaciones a la violencia. No olvidemos que las redes sociales han sido,
hasta ahora, los mecanismos en que se ha apoyado el presidente para trasladar
sus mensajes y movilizar simpatizantes.
En esas circunstancias el juicio político anunciado por
la líder de la cámara bajo, Nancy Pelosi, pudiera desarrollarse, aunque con
pronósticos reservados en cuanto a las conclusiones finales. Sobre todo ahora
que pende sobre la sociedad norteamericana amenazas de grupos que ya han
demostrado su fanatismo y organización.
Por otra parte debe recordarse que ya a finales del 2019
Trump fue sometido, sin éxito, a un proceso similar en el congreso. Fue
absuelto por el Senado de mayoría republicana hasta el 20 de enero próximo.
De momento, las autoridades policiales han tomado medidas
de seguridad en torno al Capitolio y han levantado una alta barrera metálica
que hace prácticamente inexpugnable la instalación, al tiempo que se ha
anunciado que se amplían en efectivos y medios bélicos desde este momento y
hasta la investidura del demócrata Joe Biden
y su vicepresidenta Kamala Harris.
No obstante, luego de ver las imágenes del asalto el pasado miércoles 6 de enero al recinto del Congreso en Washington, la osadía y la impunidad con que actuaron los grupos neofascistas simpatizantes del presidente (acción que sorprendió a la gran mayoría de los expertos en la política de Estados Unidos), nada puede descartarse en los próximos días.
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