Sumario: Donald Trump se aferra a la Casa
Blanca, sigue esgrimiendo el fraude y lleva a los tribunales
los resultados de las elecciones. Unos dicen que forma parte de su carácter
egocéntrico y su obsesión por el poder; pero otros, más al fondo, dicen otra
cosa. La verdad es que hay miedo en el propio mandatario y en círculos cercanos
a él, que pudiera ir a la cárcel por juicios pendientes cuando deje el
gobierno. La administración del binomio Joe Biden/Kamala Harris dirigirá los
destinos del país con una ligera mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, pero hasta enero no se
sabrá cómo quedará el Senado.
Aunque figuras republicanas, como el expresidente George
W. Bush y funcionarios cercanos al mandatario actual Donald Trump han
reconocido ya al demócrata Joe Biden como ganador de las elecciones en Estados
Unidos, y como tal próximo presidente de la nación norteña, el actual
mandatario se aferra a la Casa
Blanca.
Donald Trump sigue desconociendo su derrota, tercamente,
ha reiterado que hubo fraude en esas elecciones, que el proceso no ha
finalizado y que su equipo de abogados ya está llevando a los tribunales su
demanda contra el resultado. Incluso que elevará su reclamo al Tribunal Supremo de Justicia (donde hay
mayoría conservadora).
Aunque esos litigios pueden demorar, y
de hecho así está ocurriendo, la elección oficial y definitiva del nuevo
presidente, no me parece probable que prosperen. El llamado “establishment”, o los grupos de poder
tradicionales en Estados Unidos que procuran mantener y controlar el orden
establecido, no creo que permitan un desenlace que pone en tela de juicio, más
todavía, a aquel sistema.
Pero el más importante abogado ahora de Trump, Rudy Giuliani, en una
conferencia de prensa en Filadelfia, reiteró que el magnate inmobiliario “no va a conceder victoria a Biden”. De
momento no se ve en el horizonte político norteamericano que el mandatario,
como es tradicional en el país, haga un discurso de aceptación y de felicitación a su contrincante ganador,
por el contrario se dilatará el resultado oficial hasta tanto se pronuncien las
cortes.
En muchas ciudades, donde hubo mayoría que no votaron por el actual Jefe
de la Casa Blanca,
salieron a las calles miles de manifestantes gritando “¡Trump estás despedido!”, recordando una frase que el magnate
pronunciaba con frecuencia en el programa televisivo de la NBC “The Apprentice”, donde concursaban empresarios para recibir un
contrato y trabajar en una de compañías del magnate inmobiliario.
Para algunos observadores esta
obstinación de Trump de tratar de evitar su salida de la presidencia de Estados
Unidos es propio de su carácter egocéntrico, pero otros –que van más a lo profundo-
ven en esto una estrategia relacionada con miedos reales con respecto al futuro
inmediato de él y de algunos de sus familiares. La cuestión es que mientras
ocupaba el cargo de Jefe de Gobierno, por ley, dispone de inmunidad, nadie
podía tocarlo. Pero una vez que ya no lo sea, deberá comparecen ante la
justicia por más de una docena de causas judiciales pendientes, por lo que no
es exagerado decir que podría ir a la cárcel.
Varias tienen relación con
evasión fiscal. Diversas fuentes, entre ellas el periódico Financial Times, aseguran que las deudas de Trump con la Hacienda Pública
por impuestos no pagados sobrepasa los 900 millones de dólares recuérdese que
el famoso mafioso norteamericanos Al
Capone no fue hecho preso por la multitud de asesinatos que cometió, sino
porque se probó la violación del fisco estadounidense.
Entre los litigios abiertos más peligrosos para el actual
mandatario es uno que llevan el abogado Virus Dance JRH., en Maniatan y Leticia
Dones, Fiscal General del estado de Nueva Cork, en el que se le acusa de
cometer fraude bancario por no revelar la verdadera situación de sus negocios
al solicitar créditos y seguros. La Corporación Trump
es sospechosa de llevar dos contabilidades paralelas: una para exagerar las
pérdidas y evitar muchos impuestos; otra con ganancias exageradas para obtener
altos créditos y seguros a bajo costo.
Un funcionario del Departamento
del Tesoro que pidió no ser identificado, ha asegurado que Michael Cohen, el
antiguo abogado de Trump para todas sus trampas, y actualmente preso, está
colaborando con el FBI en todas las investigaciones a cambio de disminuir su
pena, y es la principal fuente
de gran parte de la información que ha reunido la fiscalía de Nueva Cork.
Se sabe que Cohen participó en una buena parte de las
operaciones fraudulentas de su jefe Donald Trump, por órdenes de éste. Por
ejemplo, evitó que se conociera que Trump gastos hechos por el magnate que
violaban las leyes financieras electorales, y miles de dólares a la actriz
porno Stormy Daniela para que guardara silencio con respecto a sus relaciones
con el magnate antes de que se celebraran las elecciones del 2016, lo cual se
cargó a la campaña electoral.
Para eludir el pago de impuestos también se le acusa de
pasar fondos corporativos a sus hijos. El actual presidente se ha negado
reiteradamente a brindar información fiscal de la mencionada Corporación y
tiene también otros cargos en su contra por obstrucción a la justicia e intento
de violación.
Aunque en su vida se le reconoce haber
sorteado más de 4.000 procesos judiciales por diferentes motivos, en este tema
pienso también que el denominado “establishment”,
del que forman parte políticos demócratas, tratarán de evitar que Trump vaya a
la cárcel, como ya lo impidieron con Richard Nixon, para no seguir empañando la
cacareada “democracia” estadounidense. Por otro lado, no debe olvidarse que
millones de ciudadanos votaron por el actual mandatario y muchos son verdaderos
fanáticos ultranacionalistas con armas, con el peligro que ello representa. Quizás
esto, como chantaje, esté también considerado por el magnate inmobiliario en la
estrategia de seguir por el camino judicial la impugnación a los resultados
electorales.
Por otro lado, como ya ha insinuado en
sus mítines de campaña, Donald Trump irse para el extranjero –hasta que se
calmen las aguas-. En ese caso, qué país lo recibiría cuando ha tenido
contradicciones con casi todos los gobiernos del mundo…algunos dicen que
Israel, otros dicen que Brasil, cuyos regímenes son de los pocos que le han sido
cercanos.
Lo que sí está claro es que Joe Biden,
la recibir más 290 votos electorales, aunque
no se informe oficialmente hasta concluir recuentos de votos en algunos estados
y hasta que no concluyan las demandas judiciales de Trump, es el próximo presidente
de Estados Unidos, y su compañera de fórmula Kamala Harris, la vicepresidenta.
Él ha declarado que “buscará la unidad del país, perdida durante la actual
administración”, algo que distintos expertos dudan que pueda lograrse
fácilmente.
Se sabe que gobernarán con una ligera mayoría
demócrata en la Cámara
de Representantes (donde por cierto los republicanos acortaron distancias),
pero es una incógnita aún cómo quedará el Senado. Hasta enero no se sabrá
definitivamente, cuando en Georgia se celebre allí –en segunda vuelta- la
contienda por dos escaños para senadores. De ganar los demócratas empataría el
balance (50 a
50), y como por ley en ese caso votaría la vicepresidenta, entonces alcanzarían
mayoría simple. Hay que seguir esperando.
