Arte y ciencia
Algo alrededor de tu cuello de Chimamanda Ngozie Adichie
Publicado
hace 4 añosen
La primera vez que descubrí la literatura africana fue a través de J.M. Coetze, el ahora Premio Nobel sudafricano, y aunque la lectura era buenísima, no sentí un abismo cultural, tal vez porque Coetze es blanco, o tal vez por la evolución política e histórica de Sudáfrica. Lo cierto es que encontré lo suficiente como para satisfacer mi curiosidad y no volver a él, al menos hasta ahora.
Sin embargo, la pluma de Chimamanda Ngozie Adichie, africana también, está hecha de otra pasta: mujer, de color, nigeriana, de una cultura que no es una sino muchas a la vez, de conflictos, de sangre, humo, violencia, de olores, sabores y de una diferente forma de ver la vida y las relaciones humanas. Y a pesar de todo, al igual que con las letras de Coetze, tampoco sentí el abismo cultural.
¿Es esta la naturaleza de la universalidad literaria? Cada vez que la autora habla acerca del choque cultural no pude menos de pensar en aquellos latinoamericanos, los mojados, ilegales, que cruzan la frontera y no sólo deben encontrar una nueva forma de ganarse la vida, sino también afrontar la nueva dinámica cultural, de adoptar un nuevo idioma, una nueva moneda y de incorporarse a una sociedad a la que en lo menos, no les importan y en lo más los desprecian.
¿Los mexicanos nos sentimos occidentales? Cómo evitar reconocerse, cuando por ejemplo, en el cuento Los concertadores de bodas, se habla de un personaje, el esposo, que incluso renuncia a su nombre de origen adoptando uno americanizado y regaña a su esposa por hablar su lengua materna en público. No pude evitar recordar toda una serie de situaciones de odio hacia personas latinas, que fueron violentadas por hablar español en público y no pude menos que entender esta situación, la del esposo, a pesar de que mi natural rebeldía me diga: yo lo habría hecho distinto, e inevitablemente preguntarme, ¿en verdad lo habría hecho distinto?
Cada cuento habla de una realidad cercana, en el cuento Jumping Monkey Hill, no pude menos de reírme, al recordar una situación similar de mi propia vida y que sin duda, muchas otras compañeras también podrán decir lo mismo, no sólo con relación al acoso, también en relación a las expectativas acerca de lo que es el arte y la literatura, los prejuicios acerca de los grandes temas o de lo que se debería decir, cuando a uno de los personajes se le critica por decir que su relato no reflejaba África y ella contesta: ¿qué África? dice la protagonista, sin duda la realidad de ella, africana, mujer, gay, era también la realidad de áfrica.
O en el cuento de Algo alrededor de tu cuello, cuando enfurecida la protagonista regaña a su interlocutor, hombre, blanco y privilegiado, que no reconoce su actitud de superioridad moral, porque él no hace turismo, ya que va a los barrios pobres, y considera que sólo los pobres de Bombay son indios de verdad. Y no dejo de pensar en todos esos turistas que van a ceremonias mayas, beben balché o fuman cigarros con los lacandones, y resulta que ellos también se creen que sólo los indígenas son mexicanos de verdad. Como vemos en las películas gringas, reflejadas las ciudades latinoamericanas como una serie de chabolas, o el clásico indígena con su sombrero charro a la sombra de un maguey.
Sin duda que al leer a Chimamanda uno no puede dejar de reconocerse, ni de apreciar el talento de su pluma, la forma natural en que poco a poco sus palabras se mezclan con las nuestras y nos hace cómplices de sus relatos, nos hace imaginarnos ese país de polvo y sabores, de palabras extrañas a nuestros oídos y olores poco familiares, pero de situaciones tan cercanas a nosotros que no podemos menos de sonreír y asentir en silencio.
Hay toda clase de temas en sus relatos y por lo que sé, tiene bastante obra traducida al español, así que no será difícil encontrar más libros de ella, aunque éste en particular, me pareció muy bueno para conocer por primera vez a la autora, que además es de fácil lectura, así que lo recomiendo para todos los lectores y como siempre, juzguen por ustedes mismos.
“Querías escribir sobre los ricos que vestían con ropa vieja y zapatillas de deporte tronadas, que tenían el aspecto de los vigilantes nocturnos que había frente a los grandes recintos de Lagos. Querías escribir que los norteamericanos ricos eran delgados mientras que los norteamericanos pobres eran gordos, y que muchos no tenían una gran casa y un coche; sin embargo, seguías sin estar muy segura de las pistolas, porque podían llevarlas en el bolsillo.”
El profesor Ariel Avilés Marín, una de las plumas más lúcidas de Yucatán, y amigo de toda la vida, desde los días iniciales de la benemérita Escuela Modelo, hasta el presente convulso y turbio, como activos martianos con quien me une la vocación docente, las letras, la pasión y el entusiasmo por la música, y el amor por México y Cuba, nos honró con la escritura de la última página de Informe Fracto, que a partir del día de hoy domingo 3 de octubre de 2021, entra en receso después de casi tres años de haber abierto una ventana al pensamiento, a la cultura y a la información libres, sin cortapisas de ninguna clase, ponderando siempre el respeto a la diferencia y tratando de dar voz al otro, a los innominados y en general a todos los que no han querido guardar silencio ante el mundo desigual que amenaza ya con la extinción de la especie. En otro momento nos reuniremos de nuevo, mientras tanto, sigamos pensando que venceremos.
Carlos Bojórquez Urzaiz
Luchar por la cultura, es una batalla titánica y muchas veces poco recompensada. Abrir brecha por la cultura, implica una labor dura y desigual, y sostener esa lucha exige la más de las veces la difícil cualidad de hacer verdaderos milagros. Esta lucha es igual de dura en el campo del teatro, de la música y, prácticamente en todo el campo de las artes. Tal parece que las musas son veleidosas e ingratas con quienes buscan sus favores, y que, tocar las mieles del triunfo está reservado a unos cuantos, y no siempre a los más meritorios. En este campo, la lucha por la labor editorial, es una de las más complicadas y cuyos frutos pocas veces logran trascender y menos redituar a quien pone en juego todas sus energías y afanes. La experiencia de crear y sostener una revista, con fines culturales es una empresa titánica y que, definitivamente reditúa, reditúa en planos de un orden estrictamente moral, anímico, de la más amplia realización personal, y eso, no tiene comparación alguna en la vida de las almas sensibles y generosas.
En la historia de las letras yucatecas, revistas memorables han dejado su huella luminosa. Esfinge, Platero, Voces Verdes, son nombres que se deben evocar con un reconocimiento para todas las mujeres y los hombres generosos que las hicieron posibles. En el campo del periodismo estudiantil, en la Escuela Modelo, también ha habido recordadas revistas, desde El Diminuto, en 1916, pasando por El Modelista, El Vocero Modelista, hasta llegar a la revista Blanco y Azul; así que no es de extrañar que un modelista como Carlos Bojórquez Urzaiz haya emprendido una aventura con la publicación y permanencia de la revista Informe Fracto.
Informe Fracto, ha dejado en su breve vida una huella que marca primicias en el periodismo cultural y de opinión. Una revista plural como pocas ha habido. Diversa e incluyente, que no ha rehuido a tema alguno que sus plumas han querido abordar, cada uno desde su trinchera de lucha. Desde sus columnas, ha tenido cabida la denuncia, la crítica afilada y aguda, la lucha a brazo partido por los Derechos Humanos. Creemos que, no hay pluma que haya dejado correr su tinta por sus columnas, que se haya sentido defraudada o sesgada por una línea sugerida y mucho menos impuesta. En sus páginas, se respiraba una libertad sin cortapisa alguna. Y todo esto, créanmelo, vale su peso en oro, y pocas veces se da, así con esta plenitud.
La fuerza de la situación económica es muy fuerte, sostener un proyecto como este no es cosa fácil, y termina naufragando, a pesar de sus logros periodísticos y literarios, porque la frase de Quevedo sigue teniendo una tremenda vigencia: “Poderoso caballero es don dinero”; y cuando éste falta, el casco de la nave hace agua y se va a pique sin remedio, con todo y su precioso cargamento de cultura. Así de fría y brutal es la realidad económica.
Nos duele profundamente que este día, 3 de octubre de 2021, sea el último que vea la luz esta memorable revista. Le decimos adiós con una tristeza profunda. Pero sin perder la esperanza de que, en un futuro, este gran proyecto pueda ser rescatado. En muchas revistas ha habido primera y segunda épocas. Deseamos profundamente que así suceda con Informe Fracto. Mientras tanto, el decimos con el alma en la mano: ¡Hasta luego! Mérida, Yuc., a 3 de octubre de 2021.
La construcción de la opinión pública informada es uno de los grandes retos de la sociedad de la información y el conocimiento, y como es de imaginar, la prensa juega un papel importante en este proceso.
Yucatán atraviesa por una compleja situación, la pandemia agudizó la presencia de información falsa, manipulada y poco confiable. En estas condiciones, no es de extrañar que la toma de decisiones sea complicada y que el ejercicio de los derechos no sea pleno, por lo que la ciudadanía navega sin rumbo en el turbio mar de la información. Este contexto, en apariencia desalentador, puede ser superado por el trabajo de los medios de comunicación que, a través de un accionar ético y responsable pueden erigirse en herramientas que nos permitan orientarnos en estas aguas peligrosas. Eso ha sido Informe Fracto.
Los tres años de existencia de este medio de comunicación han demostrado cómo el periodismo digital puede y debe perseguir dos cosas: ética informativa y calidad de contenido. Durante la pandemia Informe Fracto fue uno de los pocos medios que suscribieron declaraciones puntuales sobre la responsabilidad de los medios de comunicación ante la emergencia por la Covid-19, mostró una clara inclinación por dar visibilidad a grupos que normalmente fueron marginados del espacio de la opinión pública, supo hacer uso del lenguaje como una forma de equilibrar el perverso juego de la desigualdad y reunió para ello a un nutrido grupo de profesionales e intelectuales.
Las páginas digitales de Informe Fracto serán recordadas como uno de los foros de opinión más importantes del espacio digital, donde convivieron algunas de las plumas más apreciadas del campo cultural yucateco. Este espacio digital mostró al periodismo regional los nuevos rostros y perfiles del periodista necesario.
No quepa duda que algún historiador ya ha tomado registro de esta publicación, por lo que su permanencia en la historia de la prensa regional esta asegurada. No se puede ocultar que éste, el medio más crítico de los últimos años, muchas veces fue a contracorriente del discurso periodístico yucateco y con ello sentó un precedente de independencia y libertad para cada uno de sus colaboradores. No se ejerció la libertad de opinión sin reflexión, no se busco ir a contracorriente sin un objetivo, por el contrario, la prioridad fue brindar certeza al lector.
Hace ya casi un año, por la generosidad de Carlos Bojórquez Urzaiz, recibí la invitación para hacer de Informe Fracto un espacio para mis ideas y reflexiones. Posiblemente no correspondí con la constancia debida, por ello valoro más la disposición permanente y entusiasta que siempre mostraron los editores al recibir mis colaboraciones.
La escritura y la reflexión nos llevan siempre por rumbos que se cruzan. Queda la memoria, queda la historia y el respeto a los valores del periodismo necesario.
Pero seré fiel a la divisa
de no escribir nunca una mentira.
Fidel Castro
La experiencia de lo digital ha sido una incitación y, sobre todo, una suerte de esperanza de que la cultura escrita todavía es constancia, y para algunos, destino. Informe Fracto es prueba de que el periodismo puede hacerse desde un discurso más humano y justo, que la escritura de la nota roja puede ir más allá de la estulticia, y que la perspectiva de género es un imperativo que debe permear las redacciones y nuestras relaciones humanas. No se puede desligar la vida diaria del periodismo responsable, de la editorial crítica. No podemos relegar la comprensión del presente a momentos fugaces en cualquier red social, o bien, a impulsos atrabancados de mentira, ego, verborrea y ripio.
Ha sido otro el latir de Informe Fracto. Seguramente otro el motivo de cada colaboradora y colaborador de este proyecto editorial en internet que, sin anuncios y propaganda, bregó por un mar embravecido de crisis pandémica, económica y globalización.
Aún y con todo, queda en la virtualidad, inequívoca constancia de lo escrito, seguro de que la reflexión, esa sí, persistirá en el día a día de quienes confluimos en este espacio diverso.
De manera personal, agradezco y reconozco desde estas líneas, la encomiable labor de Carlos Bojórquez Urzaiz, Rocío Valencia y Lilia Balam para que Informe Fracto navegara sublime. Fueron, sin duda, el viento a favor.
Para mi fue vivificante volver a escribir Notas al margen después de una lamentable y forzada pausa. Y, además, escribirla para un medio digital como Informe Fracto. No sólo fue un puntual recordatorio de la vocación, sino confirmar que este mundo se enfrenta desde nuevas trincheras con palabras, ideas y acciones.
Reencontrar al profesor de universidad, ahora como editor de una revista digital, fue del mismo modo muy grato, aunque no sorpresivo. La esencia del doctor Carlos Bojórquez Urzaiz gira siempre en torno a las ideas, el conocimiento y la creatividad. Es una dicha poder encontrar a un interlocutor como él, y por supuesto, el alto valor de su amistad. Por eso tengo la certeza de que una próxima aurora marcará no uno, sino nuevos rumbos.