Como contamos en Madre América, al morir el dictador
haitiano François Duvalier en 1971, le sucedió su hijo Jean
Claude (1951-2014), conocido como Baby
Doc, en alusión al apodo de su padre: Papa
Doc. Para ello fue necesario modificar la constitución y realizar un
amañado plebiscito, pues era menor de edad, proceso apoyado por Estados Unidos al
impedir el retorno de los exiliados.
El rechazó a la sucesión se expresó de muchas maneras, entre ellas con
el secuestro del embajador norteamericano Clinton Knox, cuyo papel había sido
decisivo en el relevo dictatorial y el expedito reconocimiento estadounidense.
El compromiso de Washington con la nueva tiranía también se manifestó mediante una
cuantiosa ayuda militar y la modernización de su ejército, incluyendo al cuerpo
de esbirros de los Tontons Macoutes,
ahora reciclados como Leopardos.
En lo fundamental, el gobierno del segundo Duvalier no difería
de la criminal satrapía de su progenitor, aunque en sus inicios trató de hacer
cambios cosméticos, bajando el tono al autoritarismo y la corrupción. La
engañosa liberalización vino acompañada de ciertas
reformas presupuestarias y judiciales, del rejuvenecimiento del gabinete, la
liberación de presos políticos, el alivio de la censura de prensa y la promesa
de democratizar las instituciones. Como colofón, anunció pomposamente: “mi padre hizo la revolución política, yo
haré la revolución económica”.
La anunciada transformación
no era otra cosa que una mayor entrega de los recursos nacionales al capital
extranjero a cambio de préstamos, donaciones y créditos. Lo más singular fue el
fomento de la manufactura ligera, con la apertura de unas 300 pequeñas fábricas
o maquiladoras de textiles, juguetes y piezas electrónicas, destinadas al
mercado norteamericano. En su momento de mayor expansión, a principios de los
setenta, representó el 40% de las exportaciones haitianas y el capital foráneo
invertido fue de 125 millones de dólares (1975), 45 millones más de los
existentes en 1968.
La descomunal
corrupción y la impericia gubernamentales frustraron cualquier mejoría. En 1977
la crisis económica recrudeció, sólo paliada por el incremento de las remesas de
los de miles de haitianos que habían huido a Estados Unidos en endebles
embarcaciones, para escapar del terror duvalierista y la pavorosa miseria del
país. Ante la fuerte presión internacional, y el crecimiento de los atentados y
sublevaciones, a comienzos de los ochenta Baby
Doc ensayó nuevos cambios de imagen con otra constitución, el
reconocimiento de partidos de oposición y la convocatoria a elecciones
legislativas (1984). En esos comicios, sus partidarios del Comité de Acción
Jeanclaudista (CONAJEC) arrasaron, pues la mayoría de los contrincantes fueron
encarcelados, perseguidos o asesinados.
A potenciar el
descontento contribuyó el enorme desprestigio de Duvalier II, que era amante de
los placeres mundanos y descarnado depredador de la hacienda pública, con la
ayuda de su joven esposa, Michele Bennet, de la elite
mulata, con la que se había casado en una boda fastuosa en 1980. Su creciente
importancia atemorizó a la burguesía negra, preocupada con la posible
recuperación del poder del ala rival mestiza. Para colmo, Baby Doc no
tuvo escrúpulo en aprobar la presidencia vitalicia en un referéndum con el
99.98% de la votación.
En
1984 estallaron violentas protestas y motines, que dejaron decenas de personas
muertas por la represión, repetidas al año siguiente al grito de ¡Preferimos morir de pie que vivir de
rodillas! El punto culminante de las manifestaciones opositoras se alcanzó
en 1986, al incorporarse los campesinos y sumarse la iglesia católica, cuya
influencia había crecido gracias a sus extendidas comunidades de base. El 7 de
febrero de ese año, Baby Doc no pudo
resistir más y huyó con toda su familia a Francia, en un avión militar
proporcionado por Estados Unidos, después de conocer la retirada del apoyo de Washington
y del golpe militar que se orquestaba en su contra.
Tras
su estampida a la costa azul francesa, el dictador se dedicó a dilapidar, en
gastos suntuarios, juergas y caprichos, las riquezas obtenidas a costa de la
miseria del pueblo haitiano.
Retenido por las autoridades de Francia, a solicitud del gobierno de Haití, acusado
del robo de 120 millones de dólares de los fondos estatales, se abrió un largo proceso
judicial que logró la devolución de 5,7 millones de sus cuentas en Suiza.
Arruinado, el 16 de enero de 2011 Baby
Doc se apareció por sorpresa en Haití, después del devastador terremoto
ocurrido en Port-au-Prince, con la trasnochada idea de recuperar el poder. Enfrentado
a varias causas judiciales por crímenes y latrocinio, pasó los últimos años de
su vida encerrado en una lujosa mansión, hasta que murió de un infarto el 4 de
octubre de 2014.