Por sus aportes a la cultura cubana e influencia en
el movimiento antiesclavista del siglo XIX sobresale el escritor, periodista, y
médico Richard Robert Madden (1798-1886). Natural de Dublín era hijo de Edward
Madden, comerciante de seda, y de su segunda esposa, Elizabeth Forde. Estudió la carrera de medicina enParís,
Nápoles y Londres. Ya en aquella época había demostrado su inclinación por las
letras, pues colaboró con el Morning Herald.
Ejerció su
profesión durante cinco años en Mayfair, Londres.En 1833 fue designado
magistrado especial para Jamaica. Allí permaneció dos años y realizó una
encomiable labor a favor de la emancipación de los esclavos. El gobierno inglés
reconoció su trabajo y lo envió a Cuba en 1836 como juez
en la Comisión Mixta
de La Habana. Tenía la misión de supervisar el tratamiento que
daban las autoridades españolas a los libertos negros. “Aunque católico poseía Madden la elocuencia fría de los puritanos y un
sentido estrecho, pero apasionado de la justicia; estaba penetrado de que su
misión era la de luchar no sólo contra la trata y la esclavitud en general,
sino también por el bienestar moral y material de todos los africanos
residentes en Cuba, y en particular de los emancipados…”, señala
Juan Pérez de la Riva
en su obra Correspondencia reservada del
capitán general Don Miguel de Tacón.1834-1836.
Madden gozaba de prestigio como literato y
abolicionista cuando arribó a La
Habana. Los éxitos logrados en los pleitos contra los
esclavistas jamaicanos eran conocidos por la intelectualidad habanera. En Cuba
desplegó una intensa actividad más allá
de los espacios burocráticos asignados. La economía de la Isla se sostenía en el
trabajo esclavo, se ha calculado que entre 1790 y 1865 entraron en la Isla 467 288 africanos, a
pesar de que, desde el año 1820, la trata era un comercio ilegal.
Madden visitó ingenios azucareros, plantaciones,
barracones para constatar in situ cómo vivían los esclavos. Los horrores
que observó los plasmó en informes que constituyen denuncias del oprobioso
régimen y al mismo tiempo valiosos documentos históricos: “Ejemplos suficientes de
crueldad, han llegado a mi conocimiento, de la muerte de negros
perpetrada con la impunidad, de hombres literalmente azotados hasta morir, de
mujeres arrancadas a sus hijos y separadas de ellos, de haciendas donde no
puede verse ni un negro anciano y donde las hembras no forman una tercera parte
de la población esclava; más aún de haciendas donde no hay una sola hembra; de
ingenios en que durante la época del corte de caña y la molienda la jornada de
trabajo dura veinte horas seguidas y eso, frecuentemente, por espacio de más de
seis meses al año, y raras veces o nunca durante menos de cinco meses, pues la
opinión que prevalece a este respecto y que es generalmente practicada por los
amos, es de que cuatro horas de sueño son suficientes para un esclavo”.
Pronto surgieron relaciones de amistad entre el
irlandés y los intelectuales Domingo del Monte (1804-1853), Félix Manuel Tanco
(1796-1871) y José de la Luz
y Caballero (1804-1853). Los lazos con este último, notable filósofo y
educador, fueron de tal magnitud que aquel fue padrino de su hijo, a quien
bautizaron con el sugestivo nombre de Thomas Moro.
Cuando el médico irlandés se estableció en La
Habana, Del Monte también inauguraba sus tertulias en la capital de la Isla. El cubano, expone Urbano Martínez en Domingo del Monte y su tiempo: “…le prestó libros y documentos sobre la trata de
esclavos y le contestó un extenso cuestionario, útil y rico en respuestas
cargadas de estadísticas y datos históricos sobre el tráfico de negros y acerca
de la vida de los esclavos en la Isla”.
A Del Monte le solicitó
Madden que encargara a los participantes en las tertulias escribir obras
literarias que denunciaran al régimen esclavista e ilustraran cómo pensaba la
joven intelectualidad cubana. Anselmo Suárez y Romero acogió entusiasmado la
idea. Con el ímpetu de sus 20 años comenzó a redactar en 1838, Francisco, primera novela cubana de
costumbres antiesclavista. Madden la llevó entre su papelería, pero no pudo
publicarla. Vio la luz en 1880, en Estados Unidos, cuando ya Anselmo había
fallecido.
De aquella petición surgió un libro conmovedor
escrito porJuan
Francisco Manzano (1797-1854). Él, por su condición de esclavo, sufrió
maltratos físicos y morales. Fue un caso excepcional, pues estaba dotado de un
talento artístico y literario poco común en los de su clase. Aunque no asistió
a la escuela estudió de manera autodidacta. Escribió algunas obras literarias,
sin embargo su Autobiografía, en la
que narra sus sufrimientos, le ganó un lugar privilegiado en la literatura
cubana.
Madden leyó el texto facilitado por Del Monte,
comprendió que era un testimonio excepcional: la visión de la víctima. Llevó el
manuscrito en su baúl, lo tradujo al inglés y publicó en Liverpool en 1840,
bajo el título de Poems by a slave in the
island of Cuba.Manzano obtuvo su
libertad, hecho en el que también influyó el irlandés, pues se interesó con Del
Monte, Alfonso y Aldama para que ellos reunieran los 850 pesos que la marquesa
de Jústiz de Santa Ana pedía por el esclavo.
El Caso Amistad
El secuestro de barco La Amistad, por un grupo de esclavos,
constituyó un hecho espectacular que ha despertado la inspiración de narradores
y cineastas. La participación de Madden en el juicio a los secuestradores fue
decisiva. Veamos, en síntesis, cómo sucedieron los acontecimientos: El 28 de
junio 1839 un cargamento de 53 esclavos partió de La Habana en el barco La
Amistad rumbo a
Puerto Príncipe. Durante la travesía, los esclavos bajo el liderazgo del joven
Sengbe Pieh, conocido popularmente en la historia estadounidense
como Joseph Cinque, se amotinaron, al capitán y al cocinero los
mataron. Se hicieron cargo de la nave y trataron de navegar hacia África, pero
terminaron en la costa norte de Long Island, de Nueva York, donde fueron
detenidos.
Encarcelados,
a los africanos se les acusó de asesinato y piratería. Comenzó el amañado
proceso judicial. En la causa se presentaron varios demandantes que
reivindicaron la posesión de la mercancía del barco: la Corona española, la Secretaría de Estado
norteamericana, los traficantes cubanos y un grupo de abolicionistas.
En el mes de agosto la
prensa norteamericana reflejaba en grandes espacios la historia de los
secuestradores del Amistad y el
juicio a que eran sometidos. Madden organizaba entonces su regreso a
Inglaterra. Sin embargo, su amor a la libertad de los esclavos hizo que
pospusiera el viaje. Embarcó de inmediato a Nueva York. Sus declaraciones en el
proceso resultaron decisivas. Denunció que los acusados habían sido comprados
en mercados ilegales y los documentos del negocio eran falsos. También reveló
la complicidad del gobierno español, el cual recibía diez dólares por cada
esclavo introducido en Cuba. Finalmente,
los amotinados fueron liberados y llevados a África.
Madden,
en 1840, fue prácticamente expulsado de la Isla, sin embargo su quehacer ya
había contribuido a plantar las semillas que germinaron el 10 de octubre de
1868, fecha que marca el comienzo de la primera guerra independentista de los cubanos.